EL PROFETA MUHAMMAD
La administración del tiempo en la vida del Profeta Muhammad
En el prefacio de su libro «Los Cien: Una Lista de las Personas Más Influyentes en la Historia», Michael Hart señaló el éxito supremo del Profeta Muhammad (La paz y las bendiciones estén con él) en ambos aspectos, el religioso y el secular [Hart 1978].
La comunidad musulmana, que se inició con cuatro individuos, él mismo, su esposa Jadiya, su íntimo amigo Abu Bakr, y su primo Ali, alcanzó una población de cien mil seguidores en veintitrés años a su muerte. Tan sólo diez mil o más de estos seguidores están sepultados hoy en el cementerio de Medina, la mayoría de ellos murieron en tierras lejanas difundiendo el mensaje [Gülen, 2000].
Contrariamente a la percepción común de Occidente, el Profeta Muhammad (La paz y las bendiciones sean sobre él) no empleó la mayor parte de su tiempo en los campos de batalla o en cuestiones políticas. El total de bajas en las batallas en las que participó a lo largo de su vida no llega a las 800 [Hamidullah]. En su lugar, las actividades que más tiempo le dedicaba en su vida diaria eran la veneración, las oraciones y las súplicas, acompañadas de su familia, asuntos de la comunidad, incluyendo la transmisión a su gente del mensaje de Dios. Siempre confiado en la ayuda de Dios, el Mensajero (La paz y las bendiciones sean sobre él) fue también un diestro maestro de la administración del tiempo. En este artículo revisaremos algunas prácticas en la gestión del tiempo en su vida.
Son cuatro los principios que surgen desde la perspectiva de la administración del tiempo cuando examinamos la vida del Profeta Muhammad (La paz y las bendiciones estén con él) [Canan 1994]. De modo interesante, existen también principios acordados por expertos contemporáneos acerca de la administración del tiempo ([Taylar 1998, Jasper 1999, Covey, Morgenstern 2000]. Los cuales son:
Apreciación del valor del tiempo y, consecuentemente, hacer el mejor uso de cada lapso de tiempo disponible.
Dirección de una misión, determinar los valores y prioridades en el planeamiento de toda actividad.
Establecer una norma o administración del tiempo.
Organización y realización de actividades dentro del tiempo asignado.
Ahora ofreceremos ejemplos de cómo estos principios fueron puestos en práctica en la tradición profética.
Apreciación del Valor del Tiempo
El valor del tiempo es enfatizado en muchos versículos del Corán y en muchos dichos proféticos. En particular, Dios jura por el tiempo al comienzo del capítulo llamado «Asr» significando el tiempo a través de las épocas (o la tarde). Es la opinión general de los intérpretes del Corán que tales referencias llevan el propósito de dirigir la atención a esos conceptos y enfatizar su importancia. Los restantes dos versículos de este breve capítulo fortalecen esta visión. «1. ¡A través del (la prueba de) tiempo (a través de las épocas)! 2. En verdad el hombre está extraviados. 3. Excepto aquellos quienes creen y realizan hechos justos, y exhortan al otro a la verdad y a la estabilidad». Otro juramento esta al principio de la sura 93, llamado Ad-Duha o «Las Horas Matutinas»: « (1) Por las horas de la mañana, (2) y por la noche cuando todavía existe»
En los libros de oración atribuidos al Profeta (La paz y las bendiciones sean sobre él) observamos que hay oraciones para cada ocasión [Gülen, 2000]. Algunos ejemplos incluyen oraciones para iniciar una actividad, iniciar y finalizar una comida, al salir o regresar de un viaje, durante un viaje, al mirar un espejo, oraciones para específicas enfermedades, para la lluvia, oraciones para la lluvia excesiva, para el frío o extremo calor, cuando se entra o sale del cuarto de baño, entre otras incontables oraciones. De estas oraciones nos damos cuenta de que no hay casi un hueco en el tiempo de la vida del Profeta que no esté ocupado con una actividad útil o una oración. El Profeta, estando ocupado en una actividad, se ve obligado en una ocasión a negarle el saludo a una persona. El siguiente dicho profético resume su actitud: «La mayoría de la humanidad esta extraviada por no reconocer el valor de dos de los regalos de Dios: La Salud y el tiempo (discrecional)» [Bujari, 1997, Riqaq].
Orientación de una Misión
Después de recibir la vocación divina, la vida del Profeta (La paz y las bendiciones sean sobre él) estaba enfocada en vivir y transmitir el mensaje. Su objetivo principal era cumplir su misión como un mensajero servidor de Dios. Esto comprende dos aspectos: En materia personal una ascensión espiritual hacia el perfecto estado humano («insan al-kamil») como servidor de Dios y en el aspecto social compartiendo la fe y la conducta complaciente a Dios con los demás. Sus valores y prioridades estaban completamente determinados por la escritura así como otras maneras de comunicarse con él por parte de Dios que no tenían nada que ver con la escritura. En su Sermón de Despedida durante su última peregrinación, se ha relatado que preguntó a la audiencia que había asistido, la cual superaba las decenas de miles de personas « ¿Atestiguan que he cumplido mi misión como mensajero de Dios?» Por supuesto la respuesta fue un resonante si, acompañado por lágrimas [Gülen, 2000].
Programa Semanal del Tiempo
En una endeble tradición profética relatada por Ibn Abbas [Canan, 1998, Harf 2000], el primo del Profeta, las actividades normales en sus días estaban enumeradas: «Domingo es el día para sembrar semillas y para la construcción. El lunes es para viajar. El martes para donar sangre. Miércoles es para la adquisición y ofrecimiento de limosnas. Jueves es para dar al gobernador los asuntos de la comunidad. Viernes es para las bodas y compartir tiempo con la familia. Sábado es para buscar el sustento». La autenticidad de este relato es endeble. No lleva a la conclusión de que sea obligatorio realizar esos deberes en esos días. Sin embargo, da una idea de la designación de días específicos de la semana para proyectos o actividades específicas. Por otra parte, en una tradición profética más fehaciente, el Mensajero (La paz y las bendiciones de Dios sean sobre él) es escuchado diciendo «Busca el conocimiento cada lunes» [Fayzul Kadr 1/543]. Otro dicho profético subraya la importancia del viernes como un día festivo y las primeras horas del viernes para asearse y el arreglo de la ropa. Otra arraigada tradición profética es ayunar voluntariamente los días lunes y martes. De las observaciones de los compañeros está firmemente establecido que el Profeta (La paz y las bendiciones de Dios estén con él), llevaba un programa semanal con las actividades preferentes para cada día.
Programa Diario del Tiempo
La información más detallada disponible acerca de la disposición del tiempo en el programa diario del Profeta Muhammad (La paz y las bendiciones de Dios estén con él). Dos tipos de actividades ocupan su tiempo: Las actividades espontáneas (no programadas) y las actividades habituales (programadas). Las actividades espontáneas incluyen audiencias de un mensajero o un grupo representativo, reunión para una cuestión urgente, ayudar a un desconocido que espontáneamente requiere de ayuda. Tales actividades tienen lugar dentro del tiempo no dedicado a las actividades programadas. Además, si un órgano representativo llega a Medina para una única reunión, esta es programada en la primera ocasión disponible. Sin embargo, si el grupo permanece en Medina durante un tiempo, los encuentros con el grupo son incluidos en las actividades del plan de actividades normales. Un ejemplo de tal organización es visto en el caso del grupo representativo de la tribu de los Sakif. Como el grupo permaneció durante más tiempo en Medina, el Mensajero (La paz y las bendiciones de Dios estén con él) los visitó y conversó con ellos después de cada oración nocturna. Cuando retrasó un día su visita, el grupo le pregunto: «¡Oh!, Mensajero de Dios, hoy no llegaste a la misma hora en que sueles hacerlo, llegaste tarde, ¿Cuál fue la razón?» [Usdul Gabe 1/168].
Las Actividades Habituales/Organizadas
Los tiempos de oraciones habituales establecen el marco alrededor del cual las otras actividades normales son organizadas. Dos aspectos de su rutina diaria son: (1) Las mismas actividades son organizadas en el mismo período de tiempo cada día, y (2) cada actividad cuenta con un tiempo límite.
Las oraciones regulares diarias son ordenadas por Dios en tiempos específicos [El Corán 4/103] y los tiempos de inicio y fin de cada oración son indicados al Profeta Muhammad (La paz y las bendiciones de Dios estén con él) por el arcángel Gabriel. En las tradiciones proféticas verídicas aprendemos que el ángel Gabriel pide al Profeta Muhammad (La paz y las bendiciones de Dios estén con él) unírsele para realizar cada oración en el tiempo inicial un día. Al día siguiente, llevaron al cabo cada oración casi al final de cada período dedicado a la oración. El Profeta (La paz y las bendiciones de Dios estén con él) dijo: “Los mejores hechos a la vista de Dios son las oraciones realizadas a tiempo” [Bujari, Mawaqitul Salat; Muslim, Imán]. Mientras que el período inicial para cada oración es el adecuado, la oración puede ser hecha en cualquier momento entre estos límites. Si el tiempo límite es excedido tan siquiera por un minuto, la oración es invalidada y la persona tiene que realizar una oración para complementar dicha perdida en el próximo período. Es fácil observar que regular el cumplimiento de estos tiempos de oraciones da a una persona un alto nivel de conciencia del tiempo. Esto también manifiesta la falacia de ver la precisión del tiempo y la puntualidad como tradiciones modernas o de occidente.
Varios informes de la vida diaria del Profeta (La paz y las bendiciones de Dios estén con él) nos explican que fue muy cuidadoso en llevar a cabo su horario. Entendemos especialmente dicha observación cuando el Mensajero (La paz y las bendiciones de Dios estén con él) cambiaba su horario y fue causa de preocupación entre la comunidad. Por ejemplo, un compañero narra: «El Mensajero de Dios (La paz y las bendiciones de Dios estén con él) salió de su hogar en un momento en el que nadie normalmente lo ha visto fuera». [Usdul Gaba 1/168, citado en Canan 1994]. Uno más: «El Mensajero de Dios (La paz y las bendiciones de Dios estén con él) ascendió al púlpito. Nunca antes ha sido visto en el púlpito excepto los viernes». [Ibn Maya, Fitan 33, citado en Canan 1994].
Actividades Nocturnas
Los relatos de sus compañeros nos cuentan que el Profeta (La paz y las bendiciones de Dios estén con él) solía dividir su noche en tres partes. La primera estaba dedicada a rendir culto, la otra a su familia y la restante a asuntos personales. Por momentos, fue visto ofreciendo su tiempo personal a su comunidad en reuniones y tratando sus necesidades.
Se observó que el Profeta (La paz y las bendiciones de Dios estén con él) detuvo sus actividades diarias después del atardecer [Mustadraq; 3/461, citado en Canan 1994]. Esto no significa, sin embargo, que descanse por la tarde, sino que puede dirigir algunas reuniones después de la tarde o de la oración nocturna. Por regla general, no le gusta dormir antes de la oración nocturna y hablar después de ésta [Bujari, Mawaqit; 13/32, citado en Canan 1994]. Su esposa Aisa (Dios esté complacido con ella) señala que el Profeta (La paz y las bendiciones de Dios estén con él) solía dormir durante las primeras horas de la noche y se despertaba para rezar durante las siguientes horas [Ibnu Maya, Iqama: 182, citado en Canan 1994]. En circunstancias excepcionales, el Profeta (La paz y las bendiciones de Dios estén con él) era visto despierto y ocupándose de los asuntos de la comunidad hasta altas horas de la noche.
Las posturas nocturnas (Qiyam-ul Layl), las horas que ocupo en la oración, la reflexión y las oraciones, ocupan un lugar importante en la vida del Profeta (La paz y las bendiciones de Dios estén con él). Se relata que empleaba un promedio de 2/3 a ¾ de cada noche en la oración, reflexión, el recuerdo y las súplicas. Esto corresponde al período de 4 o 7 horas cada noche, dependiendo de la estación. Él explica el énfasis de las oraciones nocturnas en oraciones como: «Dios desciende al primer cielo cerca de la Tierra cada noche y anuncia, “¿Hay alguien arrepentido y Lo perdonaré? ¿Hay alguien orando y Lo aceptaré?” y esto continua hasta los primeros momentos del alba» [Usdul Gabe; 6/91; Ibnu Maya, Iqama: 182, citado en Canan 1994]. También compara sus posturas nocturnas con las del Profeta David (La paz y las bendiciones estén con él): «La oración nocturna de David es la mejor ante Dios. Él solía dormir durante las primeras horas de la noche, se despertaba entonces y empleada un tercio de la noche en oraciones y dormía un poco antes del amanecer» [Bujari, Tahayyud: 7; Muslim, Siyam: 189; Nasai, Kiyamul Layl 1:14 disponible en Harf 2000].
Actividades Durante el Día
Después de la oración de mañana el Profeta solía permanecer en la mezquita hasta la salida del Sol y mantenía reuniones con sus compañeros. Los temas de sus conversaciones eran tanto religiosos como de entretenimiento, tales como la poesía y contar los sueños de la noche anterior. Se entiende que estas horas son empleadas de forma justa y afortunada, con los compañeros riéndose por momentos y el Profeta (La paz y las bendiciones de Dios estén con él) sonriendo [Nasai, Sahv: 98, Muslim, Ruya: 23, citado en Canan 1994]. El Profeta (La paz y las bendiciones de Dios estén con él) hace hincapié en el significado de estas horas para sí mismo con el siguiente dicho: «Sentarme junto a un grupo de compañeros y recordar a Dios con ellos después de la oración de la mañana hasta la salida del Sol es más valioso para mi que luchar en la causa de Dios. Lo mismo para las horas después de la oración de la tarde antes de la puesta del Sol». [Usdul Gaba: 2/466, citado en Canan 1994].
Después de la conversación con sus compañeros, el Profeta (La paz y las bendiciones de Dios estén con él) compartía enseguida un tiempo con su familia. En los días que no ayunaba, desayunaba durante este período. Es relatado que hacia dos comidas, un almuerzo y una cena. Hacia el mediodía, tomaba una siesta y alentaba a los otros a hacer lo mismo como ayuda para mantenerse despiertos hasta la noche para orar [Mednick 2002]. Después de las oraciones del mediodía acontecían los asuntos de la comunidad. Las oraciones de la tarde eran seguidas por el tiempo familiar. En el período de La Meca, el Profeta (La paz y las bendiciones de Dios sean sobre él) contrajo matrimonio con Jadiya, durante veinticinco años su única esposa. Sus múltiples matrimonios acaecieron después de que Jadiya falleciera cuando tenía más de cincuenta años de edad. Las razones y circunstancias para estos matrimonios son abordadas en un artículo aparte. Es suficiente mencionar aquí que en general estos matrimonios pueden ser clasificados en tres tipos: (1) Desposando a la viuda de un mártir para protegerla y honrar a la familia. (2) desposando a la hija u otro pariente de una comunidad líder para establecer lazos familiares con esa comunidad y evitar conflictos armados. (3) Desposando a una mujer de especial estatus, así esta mujer puede convertirse en educadora y llevar un rol modelo para las mujeres musulmanas. Esta tercera función es especialmente importante ya que los aspectos de fe que corresponden a la circunstancia especial de que las mujeres solo pueden ser aprendidos a través de la experiencia de las esposas del Profeta (La paz y las bendiciones de Dios estén con él). El Profeta está obligado a dar el mismo tiempo de visita, organizar tiempos con sus esposas durante el tiempo familiar.
El Biorritmo Humano y el Cambio de Actividades
Investigaciones en los ritmos biológicos humanos nos informan que períodos múltiples de ritmos biológicos operan en el cuerpo humano con diferentes tiempos cíclicos, como por ejemplo ciclos de 90 minutos (ciclo de ritmo ultradiano) o ciclos diarios de 24 horas (ciclo circadiano) e incluso ciclos superiores a un día [Smolensky 2001]. Ya que un cuerpo humano está regulado por señales químicas, eléctricas y hormonales, el mismo necesita abastecer sus recursos de vez en cuando [Chafetz 1992). Un mecanismo para ejecutar esto requiere de un breve descanso tal como una siesta [Rossi 1991, Mednick 2002] y la otra es cambiar la actividad cuando aparece el cansancio. El Profeta Muhammad (La paz y las bendiciones de Dios estén con él señala este importante hecho con su dicho: « ¡Libéranos, Bilal!», Bilal fue el primer muecín - la persona que llama a la oración. El Profeta (La paz y las bendiciones de Dios estén con él) señala el hecho de que están cansados y son menos productivos en la actividad que transcurre y es un buen momento para tomar un descanso y rezar. «Libéranos» quiere decir «Por favor, haz la llamada a la oración» y así la comunidad se reunirá en la mezquita para la oración en congregación. La intercalación de diversas actividades en su horario diario es otra indicación de que él era consciente del efecto del biorritmo en la productividad de una persona.
Conclusión
La imagen que la gente tiene en mente sobre del Profeta Muhammad (La paz y las bendiciones de Dios estén con él) en el mundo no musulmán describe a una persona que ocupa la mayor parte de su tiempo en los campos de batalla o que disfruta del botín de guerra. Nada más lejos de la realidad. En este artículo revisamos la vida del Profeta Muhammad (La paz y las bendiciones de Dios estén con él) desde la perspectiva del empleo de su tiempo. La imagen que surge de este análisis es muy distinta a la de la percepción general en Occidente. Aprendimos que el Profeta (La paz y las bendiciones de Dios estén con él) ocupó la mayor parte de su tiempo en la veneración, las oraciones, la remembranza y las súplicas. Las dos actividades más importantes en su vida fueron los asuntos de la comunidad, incluyendo la difusión del mensaje de Dios y las cuestiones familiares. También aprendimos que Muhammad (La paz y las bendiciones de Dios estén con él) era muy puntual en cuestiones de tiempo. No desperdició el más mínimo segundo de tiempo y detestó a quienes lo hacían. Comprendimos que llevo un muy apretado horario todos los días hasta el punto de que sus compañeros se preocuparan cuando cambiaba su programa. Designó ciertas actividades para ciertos días y horas. Permanecía despierto hasta el amanecer y hacía una breve siesta al mediodía. Practicó tales principios como comer, dormir y hablar moderadamente de tal modo que ayudo a tener un mejor uso del tiempo. Tomó ventaja de cada momento a su disposición en la vida para rememorar a Dios y ofrecerle plegarias. Cada actividad en su vida era guiada por sus objetivos más importantes, vivir y compartir la religión de Dios para alcanzar una vida feliz en la Tierra y en el Paraíso. De manera interesante, muchas de estas ideas acerca del empleo y programación del tiempo, son ahora admitidas y recomendadas por expertos modernos. En resumen, presenciamos una vida que fue vivida completamente y de la forma más productiva sin dejar escapar la más mínima oportunidad de ser feliz. |